A lo largo de más de un año y medio, la presidenta del Concejo de Rosario, María Eugenia Schmuck, comandó con muchos aciertos y pocos deslices un armado de poder tan insólito como variopinto. La radical sentó en una misma mesa de acuerdo al Frente Progresista, al que pertenece, a una parte del PRO, a La Cámpora y la izquierda.
Schmuck tiene una vasta experiencia en política. Radical de toda la vida, nunca se acercó ni por asomo a las huestes de Juntos por el Cambio. Incluso ahora, tras la muerte del líder socialista Miguel Lifschitz, la ex Franja Morada no piensa sacar los pies del plato.
El esquema político fluye. Cada bloque maneja su agenda con libertad, pero a la hora de los bifes asoma la figura de Schmuck como articuladora. Para permitir el juego de cada sector, pero también para ordenar y conducir. Y evitar, claro, que el armado se desbande. Así funciona desde el 10 de diciembre de 2019.
Mujer firme, de convicciones y liderazgo, Schmuck dio en el Legislativo rosarino un ejemplo de su forma de entender la política. Aliada del intendente Pablo Javkin, comandó con apenas unos sobresaltos el día a día del Concejo. Solo no se sientan a su mesa política un ala dura de Juntos por el Cambio y el bloque del Frente de Todos, al que no pertenece La Cámpora.
Quizás las mayores tensiones dentro de su esquema hayan partido del propio socialismo, que gobernó la ciudad durante tres décadas. Pero las superó y avanzó.
Según ella, ahora llegó el momento de Javkin en la jefatura del Frente Progresista provincial. Una posibilidad es que el intendente adelante su plan de ocho de años y compita por la gobernación en 2023. Por su rol y lugar, Schmuck integra la primera línea de virtuales sucesores y sucesoras.